“Martin Seligman, el padre de la Red de Académicos de la Psicología Positiva, habla mucho con padres y profesores y les hace dos preguntas. La primera es: ‘¿Qué es lo que quieren para sus hijos, antes que ninguna otra cosa?’ Y todos responden, por lo general: ‘Queremos que sean felices, que tengan buenas relaciones, que sean resilientes, que sean capaces de superar las adversidades, y que encuentren alegría y sentido en su vida’. Anota todo en una lista y luego les hace la segunda pregunta: ‘¿Qué aprenden sus hijos en el colegio?’ A lo que responden: ‘Matemáticas, escritura, geografía, historia...’ Es decir, no hay coincidencias entre las dos listas. Y no estoy diciendo que la segunda lista no sea importante. Pero ¿por qué los colegios ignoran casi por completo la primera lista? Especialmente ahora que tenemos una ciencia de la felicidad. Hoy podemos probar que la felicidad influye en todo”, asegura Tal Ben Shahar, escritor y profesor de psicología positiva y estudios en el campo de la felicidad. En una entrevista que circula por YouTube el autor explica el estudio que se hizo en un colegio: “Estamos interviniendo con la psicología positiva en colegios y los resultados están siendo impresionantes: los estudiantes son más felices, más resilientes, gozan de mejores relaciones, y, además, el conflicto y la violencia en los colegios está disminuyendo. Además, curiosamente, sus notas están mejorando. No solo están siendo más felices sino también más listos”, aseveró.
El autor de “Más feliz: aprenda los secretos de la alegría diaria y la satisfacción duradera” (disponible en Amazon) respondió una serie de preguntas para LA GACETA intercambiando correos electrónicos en inglés.
-¿Qué es la “ciencia de la felicidad” que usted estudia desde hace tantos años?
-La ciencia de la felicidad se centra en el florecimiento, a nivel individual y social, en temas como el amor, la autoestima, el optimismo y la alegría. Esto contrasta con el enfoque más predominante en la patología, en la neurosis, la ansiedad y la depresión. Además, la ciencia de la felicidad se enfoca principalmente en lo que funciona, ya sea en individuos, relaciones y organizaciones. Por ejemplo, la primera pregunta implícita o explícita de un consejero matrimonial a una pareja sería “¿Qué está mal en su relación?”. Esta es una pregunta importante, pero no es suficiente. Un psicólogo positivo primero preguntaría: “¿Qué está funcionando en su relación? ¿Cuáles son las fortalezas de cada uno de ustedes y de ustedes como pareja? ¿Qué admiran/aprecian el uno del otro”. Después de establecer lo que funciona, el psicólogo o consejero pasaría a la siguiente etapa, que se ocupa de lo que no funciona. Al comenzar con lo que funciona, hay más probabilidades de éxito. Estas preguntas positivas no solo deben hacerse cuando las cosas van mal. Son potencialmente preventivas por naturaleza, fortaleciendo la relación para que pueda lidiar con las inevitables dificultades que surgen con el tiempo. El mismo enfoque se puede aplicar a los individuos y a las organizaciones. Por ejemplo, las preguntas de un conductista organizacional capacitado en psicología positiva pueden ser: “¿Qué está funcionando en la organización? ¿Qué ha funcionado? ¿Cuáles son sus puntos fuertes? ¿Qué podemos aprender de eso?” Esa es una buena plataforma para hacer frente a los desafíos.
-¿Qué dicen los estudios recientes sobre la felicidad en el mundo contemporáneo?
-Los niveles de ansiedad y depresión eran extremadamente altos antes de la covid. Son aún más altos hoy. Vivimos una pandemia de salud mental.
-¿Qué descubrió enseñando psicología positiva?
-Que todos quieren ser más felices y que todos, con el esfuerzo adecuado, pueden ser más felices.
-En tiempos de relaciones líquidas y de virtualidad, ¿cómo deben ser las relaciones?
- Las relaciones son fundamentales para la felicidad verdadera y duradera. Específicamente, dos cosas son importantes en nuestro enfoque de las relaciones. Primero, que prioricemos las relaciones. Hoy en día demasiadas personas dan prioridad al trabajo/dinero, y las relaciones pasan a un segundo plano. El tiempo con las personas que nos importan y que se preocupan por nosotros es fundamental para la felicidad. En segundo lugar, las relaciones tienen que ser reales. Mil amigos en las redes sociales no reemplazan al mejor amigo. Las interacciones cara a cara, sin la interferencia de la tecnología, son importantes. Y si no podemos encontrarnos cara a cara, debemos hacer todo lo posible para mantener relaciones profundas en lugar de caer en la superficialidad. La investigación demuestra que cuanto más tiempo pasamos en las redes sociales, más solos estamos. La clave es desconectarnos de la tecnología para poder conectarnos con las personas. Desconectar las redes sociales (así como el teléfono y otras tecnologías) durante unas horas cada día es fundamental para el bienestar.
-¿Son importantes la alegría, la compasión y el aprecio?
-Estas variables se correlacionan altamente con la felicidad. Por ejemplo, la compasión por los demás y por uno mismo es fundamental para la felicidad. Una de las mejores maneras de aumentar los niveles de felicidad es apreciarnos más a nosotros mismos, a los demás y al mundo.
- En Argentina la inflación es muy alta; en Ucrania están viviendo una guerra, hay miles de migrantes, refugiados, hambre en el mundo... ¿cómo podemos ser felices en este contexto?
-En lugar de centrarse en la felicidad en tiempos difíciles, es mejor centrarse en la anti-fragilidad. La ciencia de la felicidad nos proporciona las herramientas y técnicas para volvernos anti-frágiles. ¿Qué quiere decir esto? Anti-frágil es un concepto que fue introducido por el epistemólogo y estadístico Nassim Taleb, profesor de la Universidad de Nueva York. Para entender lo anti-frágil, debemos comenzar con la resiliencia, un término tomado de la ingeniería. Una sustancia o material en particular se considera resiliente si vuelve a su forma original después de soportar estrés o presión. De manera similar, para explicar la resiliencia usamos la metáfora de una pelota que cae y luego rebota hasta su punto original. Según Taleb, una sustancia o material es anti-frágil si, después de soportar el estrés o la presión, no solo vuelve a su forma original, sino que, como resultado, se vuelve más grande, más fuerte y mejor. Si una pelota resiliente rebota donde estaba antes, una pelota anti-frágil rebota más alto. En términos más generales, un sistema anti- frágil, y que podría ser un objeto inanimado o una entidad viva en forma de persona, empresa e incluso nación, atraviesa dificultades y, como resultado, se vuelve más fuerte, mejor y más feliz.